La triste historia de una familia quebrada.

Póster Oficial

La oferta de proyectos en estos tiempos de cuidado ha provocado que la guerra del streaming crezca. Ya sea Amazon Prime Video, Netflix, Hulu, entre otras, han aprovechado este momento para ofrecer contenidos que el espectador puede disfrutar desde la comodidad de sus casas en forma de películas o series.

Dentro de ese vasto mar de opciones, también HBO entra al ruedo con una miniserie de seis episodios basada en la novela de Wally Lamb que marca la primera experiencia del director Dereck Cianfrance como showrunner y creador de una miniserie con el drama I Know This Much Is True.

Después de su ausencia de cuatro años desde su último largometraje (La Luz Entre los Océanos, 2016), este cineasta, productor y escritor toma como base una historia de dos hermanos gemelos, Thomas y Dominick, ambos interpretados por Mark Ruffalo, en este mundo de ficción dramática donde la tragedia azota sus destinos. Aunque el relato se enfoca más en la lucha de Dominick por defender y cuidar a su hermano, durante estos seis episodios somos testigos de una radiografía de la típica familia norteamericana que viene de migrantes italianos.

A partir de esa deconstrucción que nos muestra piezas del pasado de los Birdsey, somos testigos de los dolorosos lazos que unen y separan a esta familia dándole un mayor peso en la telaraña a la relación fraternal entre Dominick y Thomas, esto después de un acto violento que uno de ellos comete y que será el principio de este tortuoso viaje de autoconocimiento para ellos.

Rodeados de personajes secundarios destacados como la mamá de los Birdsey (Melissa Leo), la ex esposa de Thomas, Dessa (Kathryn Hann), la Dra. Patel (Archie Panjabi), el padrastro de los hermanos, Ray (John Procaccino), entre otros que van formando parte de este rompecabezas que va armándose poco a poco, la historia se desarrolla episodio a episodio enfocándose en los eventos que fueron marcando la historia de esta familia rodeada por la tragedia.

El trabajo doble de Ruffalo es algo de lo que más destaca en esta serie, misma que puede no ser novedosa en su propuesta, pero resulta ser bastante eficiente al lograr transmitir ese sentido de soledad, nostalgia y del peso que a veces el pasado tiene en nuestros presentes, uno que a veces es difícil de confrontar o aceptar para dejar ir y crecer.

Ruffalo hace que los dos hermanos sean personajes interesantes, cada uno con su propio dolor. Sin embargo, el rol de Dominick es quien toma las riendas de la situación, quien se enfrenta a estas cuestiones dolorosas, así como al presente, su relación rota con su hermano esquizofrénico Thomas y las consecuencias de todo ello.

Situada en principios de los 90, esta miniserie sigue la fórmula que le ha funcionado a Cianfrance en sus largometrajes, donde el drama exacerbado es la base para los relatos humanos de los que somos testigos, ya sea una tragedia familiar de generaciones o la desintegración amorosa de una pareja, entre otros casos. Ese toque especial hace que a pesar de ser personajes de una ficción escrita por el escritor Wally Lamb, uno comparta ese dolor, esa ira por la que Dominick y Thomas pasan.

Retomando a los personajes, cabe decir que éstos están bien diseñados y cada cual tiene una personalidad definida, independientemente de que sean los protagonistas, secundarios o incluso incidentales. Desde los hermanos Birdsey vemos estos comportamientos contrastantes, ya sea desde sus momentos de infancia, su adolescencia o la adultez. 

En cuanto a los demás, cada uno tiene una función en esta tragedia. Vemos a la Dra. Patel que trata de ayudar a Dominick a conciliar su pasado con su presente, somos testigos de la buena voluntad confrontada con el dolor que Ray, el padrastro, tiene para con sus hijos e incluso observamos una dinámica muy curiosa entre la encargada del caso de Thomas, Lisa Scheffer (Rosie O’Donnell), quien consigue momentos intensos al lado de Ruffalo.

Si bien es difícil inclinarse por la preferencia de alguno de los personajes en I Know This Much Is True, debido a ese tono dramático que nos envuelve durante toda la serie, el guion escrito por Cianfrance está muy bien desarrollado más allá de ese aire de tristeza que es una constante hasta el último episodio, donde el arco dramático de los Birdsey llega a un doloroso pero necesario clímax que alberga alguna luz de esperanza después de la tormenta.

Una de las grandes ventajas para esta serie, similar a lo logrado por Jean Marc Vallee con la primera temporada de Big Little Lies (2017) o Cary Joji Fukunaga en la primera entrega de True Detective (2014), es la visión cinematográfica que se siente en todo momento ya que Cianfrance usa todos estos recursos como la fotografía para contagiarnos de ese ambiente triste, un tanto desolado con colores que se alejan de lo cálido para ponernos en un lugar donde no querríamos estar pero del cual no podemos huir.

Asimismo, la musicalización sirve perfecto para esta misma ambientación al aparecer en los instantes más difíciles contagiando al espectador de esa tristeza que cada episodio transmite. Esto, aunado a una edición que ayuda al desarrollo del rompecabezas que es la historia de la familia Birdsey hace que la tragedia se convierta en una agonía, manejando un ritmo similar a las cintas que ha dirigido antes Cianfrance, resultando un poco pesado o cansino que pareciera ser el sello de fábrica de este creador.

Sin embargo ese punto puede ser el más flaco ya que para quien no esté acostumbrado a este tipo de ritmo en las series o incluso al estilo de Cianfrance puede resultarle un poco pesado. Además, la serie tiene tanto drama que puede influir en el estado de ánimo del espectador, algo que también puede producir cierto conflicto al apreciar la serie.

Y es que, al final, es inevitable que la serie te contagie de ese aire trágico y hasta depresivo donde pareciera que el camino trágico no verá la luz después del dolor. Sin embargo, el producto final resulta atractivo y funciona como un drama efectivo que nos recuerda que incluso una familia quebrada puede encontrar el perdón al dejar de lado los fantasmas que los persiguen.

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